Ese dolor nos hace estar emocionalmente tensos, nerviosos e incómodos. Además como consecuencia nos hace estar mal con los hijos, la pareja o en el trabajo con los compañeros.

Las personas no lo saben pero posiblemente esa sensación de estar enfadado, molesto o que no aguantas nada (tener el vaso lleno) tiene como origen un dolor, y como no puedes resolverlo, estás por un lado rabioso y por otro vulnerable. Estás tenso, nervioso y la mayoría de las veces, las personas que están alrededor terminan pagando por un problema que pasa de ser personal a familiar o interpersonal. Incluso llegas a dejar de sentir el placer de sentirte sano, libre, de poder disfrutar de salir a andar, pasear, dar una vuelta y es el dolor que te tiene cogido, atado, encarcelado y te puedes llegar a sentir encarcelado, esclavo de tu dolor y no te sientes con libertad.

Por veces alguna sesión de Fisioterapia u osteopatía puede liberarte del encarcelamiento que tiene el dolor contigo.

Evaluar el cuerpo de una forma integral, localizar el dolor y evaluar cuál es el origen, a nivel articular, muscular, tendinoso, emocional ya sea local o a distancia. Lo tratamos con masaje o manipulación articular y evaluar la progresión y la evolución de la lesión o problema hasta su parcial o total desaparición.